¿CÓMO ENSEÑAR LENGUA?
A partir de la
pregunta sobre la enseñanza de la lengua se pueden suscitar muchas respuestas,
pero estas dependen de cómo se quiera enseñar lengua y a quién se quiere
enseñar. La enseñanza de la lengua implica conocimientos, saberes específicos,
trabajo constante y, sobre todo, una actitud adecuada tanto del profesor como
del alumno como emisor y receptor; al respecto Stubbs indicaba que “a pesar de
la existencia de una ingente bibliografía sobre las teorías del aprendizaje, de
hecho se sabe muy poco sobre el qué y el cómo los niños aprenden el uso del
lenguaje en el aula”. (Mendoza Fillola, 1996, 65)
Para este proceso de
enseñanza, la comunicación es algo esencial. En nuestra sociedad, cuando se
habla de comunicación se la marca rápidamente dentro de un tipo concreto de
lenguaje: el verbal, oral o escrito que nos llevan al trabajo concreto sobre
cómo enseñar lengua, con estos elementos se puede hacer todo un trabajo
planeado que permita un adecuado uso de los elementos de una clase. Estos tipos
de enseñanza del lenguaje son concretos, porque son los métodos más reconocidos
para la enseñanza de la lengua, pues el hablar es una interacción, un diálogo
que se da a través de la interrelación con los otros. El diálogo es a la
investigación pedagógica como el agua para el pez, no como condición alienante,
sino como una oportunidad imprescindible de comprender el proceso de formación,
de humanización de los alumnos. (Flórez, 2001, 159 – 221)
De otro lado, para la
enseñanza de la lengua en el aula de clase es importante tener en cuenta “que
la lengua es algo que está presente en todo el proceso educativo y que todas
las materias se transmiten a través de la comunicación lingüística” (Mendoza
Fillola, 1996, 55), sólo así se podrá evidenciar la importancia del paralelismo
entre educación y el proceso comunicativo.
Es preciso resaltar
que todo proceso de enseñanza y aprendizaje es diferente, tanto por el
contexto, como la edad de los educandos; sus conocimientos previos, pues
depende de esto se darán avances en su proceso de desarrollo, como dice Piaget
y Vigotsky, “por lo que el profesor deberá adecuarse al lenguaje que el niño
debe comprender y asimilar” (Mendoza Fillola, 1996, 59).
Para enseñar se debe
conocer de lo que se va a hablar, es decir, tener apropiación temática, por
esto es sabido que el profesor deberá estar acorde con los conocimientos de
vanguardia en su campo, para saberle llegar a los estudiantes, pues como se
menciona anteriormente, es importante tener en cuenta la edad y los contextos
de los educandos; también el momento de enseñanza, el lugar, el espacio, los
objetivos y/o intenciones y el medio o canal.
Por otro lado,
podemos decir que nuestro rol de educadores es informar y dar los conocimientos
adquiridos, ya depende de los estudiantes cuáles son sus intereses, a qué le
apuestan más, qué les interesa o les gusta más. Claro está que la lengua no se
enseña, se aprende a través del tiempo de acuerdo al medio y al contexto de
cada sujeto; se aprenderá de esa manera, porque inicialmente se aprende desde
la vivencia diaria y la necesidad que tenemos de comunicarnos con los otros.
Pero como se explicita en los Lineamientos Curriculares, Lengua Castellana: “de
cualquier modo no es en la primaria donde debe insistirse en la gramática
explícita de la lengua, porque allí se trata de aprender a pedalear sin que
necesariamente el niño tenga que saber por qué el pedal hacer girar la
rueda…”(MEN, 1998, 20). Esto es cierto y, sobre todo, cuando está aprendiendo
otra lengua que no es la propia, la mejor manera es la práctica, en todo
momento; a partir de ahí se puede lanzar y cometer errores, pero esto no es un
problema, el problema es no arriesgarse a aprender, a conocer, es mejor empezar
con la práctica lingüística que con la gramática, es algo mucho más complicado
empezar con la composición de una lengua, por eso la mejor edad para aprender
cualquier idioma es cuando se es niño, pues se tienen todos los sentidos
dispuestos y no hay una predisposición al que dirán y al niño se le puede
corregir en su aprendizaje. La enseñanza de la gramática se puede hacer desde
la secundaria, ya que es algo más complejo y los estudiantes ya tendrán unos
conocimientos previos para entender más la gramática o composición de la
lengua.
Finalmente, la
escuela debe asumir a la lengua y al lenguaje como una forma de significar la
vida, en todo sentido, teniendo en cuenta todas las áreas de aprendizaje en el
aula y conectando unas con otras, haciendo efectivo el aprendizaje lingüístico
desde contextos reales.
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