LOS MODELOS PEDAGÓGICOS
Zubiría nos muestra en un detallado camino las ventajas y desventajas de los modelos que han perdurado en el tiempo: los modelos heteroestructurantes y autoestructurantes.
Los enfoques heteroestructurantes y los autoestructurantes son los ejes de paradigmas educativos opuestos. Sin embargo, no se puede decir que en la actualidad se hayan superado los primeros y que exista una supremacía de los segundos. Más bien, podría decirse que hay una coexistencia pacífica e incluso, en algunos casos, una combinación de ambos enfoques. Pese a la aparición de nuevas teorías y prácticas educativas, la Escuela Tradicional tiene todavía defensores y adeptos. A su vez, las pedagogías activas, incluido el constructivismo, han contribuido al desarrollo de nuevas metodologías y nuevas maneras de relacionarse en la escuela. Sin embargo, aún quedan muchos problemas pedagógicos por resolver. Uno de ellos es el que tiene que ver con los contenidos del aprendizaje. En este sentido, la discusión sobre los conceptos espontáneos y los conceptos científicos cobra cada vez mayor importancia
Al conocer ambos modelos podemos comprender lo necesario que es la propuesta de un tercer modelo: el modelo interestructurante, es decir, un modelo que dialogue con ambos modelos y el cual pueda amalgamar en su interior lo valioso de cada modelo.
Este modelo dialogante reconoce el papel activo del estudiante en el aprendizaje, reconociendo el rol esencial y determinante de los mediadores en este proceso; un modelo que garantiza una síntesis dialéctica.
Este modelo permite reconocer que el conocimiento se construye por fuera de la escuela, pero que es reconstruido de manera activa e interestructurada a partir del dialogo pedagógico entre el estudiante, el saber y el docente.
Un modelo que concluya en la finalidad de la educación no centrada en el aprendizaje sino en el desarrollo. Este modelo debe reconocer las diversas dimensiones humanas y la obligación que tenemos en las escuelas y docentes de desarrollar cada una de ellas. No se trata simplemente de transmitir conocimientos sino de formar individuos más inteligentes a nivel cognitivo, afectivo y práxico. No se trata de hacer sentir feliz al niño y al joven, se trata de formarlo con toda la felicidad, esfuerzo, cuidado, responsabilidad, diálogo y trabajo que ello demanda.
Pese al carácter relativamente autónomo de las dimensiones humanas, así mismo y de manera más compleja, hay que entender que entre cada una de ellas existe interdependencia.
La interdependencia es un principio según el cual las cosas y los sucesos están íntimamente integrados, escalonados en un proceso interrelacionado.
Las ideas, los valores y la praxis social e individual provienen de la interacción dialogante entre el individuo y el medio en un contexto histórico y cultural determinado.
Las dimensiones cognitiva, socio afectiva y práxico del ser humano son susceptibles de modificación positiva o negativa.
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